Cartas de recomendación ✉️
Prácticamente todas las becas/universidades piden cartas de recomendación, y posiblemente sea el requisito que más me inquietó durante mis postulaciones. Más que nada, por que lo sentía como algo fuera de mi control ya que no dependía “directamente de mí”.
A continuación algunas breves ideas, recomendaciones e historias alrededor de este tema.
¿Quién debería escribirlas?
Aunque es común creer que mientras mayor jerarquía tenga la persona que escribirá nuestras cartas es mejor. En mi experiencia esto no es lo que los comités están buscando. Lo que les importa es saber más de ti a través del testimonio de otra persona.
Alguien que te conozca…
Me refiero a personas que puedan ofrecer descripciones de ti no sólo como estudiante sino como individuo. Por ejemplo, de tus actitudes, de tus intereses, liderazgo, proyectos extracurriculares, perseverancia, compañerismo, etc…
¿Cómo se logra esto?
No es que sea obligatorio generar lazos estrechos con los profesores. Pero ¿cómo vas conseguir que puedan hablar de ti más allá de tus notas?
Te doy un ejemplo:
Hace poco una estudiante me preguntó exactamente lo mismo. Me di cuenta que ella formaba parte de una iniciativa de redes sociales de Empoderamiento Juvenil, por lo que le di la idea de que podía acercarse con algún profesor para preguntarle su opinión con respecto a algún tema de su dominio, diciéndole que conocer sus ideas le serviría para escribir algún post o hacer algún video para sus redes.
Un acercamiento de una única ocasión como este no es suficiente, pero al menos ahora éste profesor ya sabrá de su proyecto extracurricular y podría describir una experiencia concreta que tuvieron juntos.
Otras sugerencias que me han servido:
Pedirlas con suficiente tiempo (semanas o hasta meses).
Explicarle a las personas por qué creía que era un buen perfil para el programa y ayudarles a recordar aspectos concretos en los que trabajamos juntos o ideas que podría destacar en la carta.
Enviarles una tarjeta de Starbucks/Amazon en agradecimiento luego de recibir una carta. Para genuinamente agradecerles, pero también esto aumentaba mi confianza en mi mismo para pedirles otra en el futuro, sin sentirme como un completo abusivo con su tiempo.
Un abrazo,
Arturo